Me lastimas con la daga de tu indiferencia,
pero me quedo paralizado y de rodillas,
aguardando la estocada que consume mi final.
Alzo mis ojos bañados de lágrimas,
susurro tu nombre como una plegaria,
te tiendo mis manos colmadas de caricias,
pero el frío del desamor me responde.
Desearía confesar que te amo, pero no puedo decirlo,
tal vez por que busco en ti a la mujer que eras,
y solo encuentro frente a mí mirada asustada,
a una bella y fría estatua que ya no siente nada.
Y me llega la muerte con su oscuridad y pavor,
cuando pronuncias la sentencia del adiós,
y te marchas sin que te interese un momento,
los despojos que abandonas detrás de ti.
POETA Y NAVEGANTE
Hace 15 años
4 comentarios:
Amiga, si existiera el plagio mental, te demandaria;) Muy buen poema
Felicitaciones
Raúl
Muy bello poema
Hermoso Mónica,
lo que si me encantaria que
volvieses a ver en el espejo
a una esplendida persona que se
sienta correspondida,
besos
Patricia.
...Me hizo recordar a un hombre que sufre y no suelta. Me encantó. saludos.
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